Don't be a frog...
Hasta donde yo sé, esta es una fábula africana, transmitida de generación en generación y muy utilizada con diferentes interpretaciones. Todas ellas –las interpretaciones– llegan a la misma conclusión: no se puede hacer nada contra la naturaleza .
Como si estuviéramos programados para actuar de una determinada manera, aunque seamos conscientes de que las consecuencias podrían perjudicarnos.
Como si la responsabilidad de nuestros actos no fuera verdadera y conscientemente nuestra, sino un fin último e incuestionable.
En la irracionalidad del mundo animal, podría aceptar tal argumento. Pero cuando tratamos con personas, en las diferentes interpretaciones que inevitablemente conducen a la analogía de la vida en sociedad, no podemos aceptar que algo sea inevitable porque “ está en mi naturaleza ”. Pero vayamos a la fábula:
“Un escorpión estaba al borde de un pantano y estaba muy angustiado porque quería cruzar al otro lado. Cuando vio una rana, le pidió que la dejara subirse a su espalda y la ayudara a cruzar.
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– ¿Estás loco? Dice la rana. – Si te subes a mi espalda pronto me picarás y moriré.
– ¡No seas tonto! Responde el escorpión. – ¿Qué interés tendría yo en pincharte? Si te pica, mueres y te hundes, y yo también me hundo porque no sé nadar, y me muero.
Con estos argumentos, la rana se dejó convencer y, aunque reticente, dejó que el escorpión se subiera a su lomo y lentamente comenzó a cruzar el pantano.
Cuando estaban a mitad de camino, la rana sintió un pinchazo muy fuerte en su lomo y comenzó a sentir los efectos del veneno del escorpión, quedando inmovilizada y comenzando a hundirse.
– ¿Entonces me picaste? ¿No ves que ahora voy a morir? Y tú también morirás.
– Lo sé. respondió el escorpión. – Lo siento, pero está en mi naturaleza.
Y así, la rana murió envenenada y el escorpión se ahogó en las aguas del pantano”.
odemos considerar esta fábula como una poderosa metáfora para comprender la dinámica de las relaciones profesionales, especialmente en contextos donde la confianza es esencial para el éxito mutuo.
En el mundo profesional, cada persona trae consigo un conjunto de características y comportamientos innatos, moldeados por experiencias pasadas, valores y personalidad. Al igual que el escorpión de la fábula, algunas personas pueden tener tendencias o hábitos que, incluso de forma inconsciente, pueden ser perjudiciales tanto para ellos mismos como para sus compañeros de trabajo.
Por ejemplo, un colega o socio comercial que tiene un carácter competitivo, manipulador o que actúa de mala fe puede dañar un proyecto o una relación profesional, incluso si, racionalmente, sabe que esto tendrá consecuencias negativas para todos los involucrados. Esta persona, al igual que Escorpio, puede actuar según su naturaleza, incluso si eso significa comprometer el éxito del proyecto o la confianza de los demás.
También sabemos, por la experiencia que tenemos en nuestras relaciones, que hay personas que son tan ensimismadas que no tienen idea de que sus acciones pueden tener un efecto en los que les rodean, y actúan únicamente en el sentido de sus propios intereses. y necesidades. Estas personas también pueden estar actuando de acuerdo con su naturaleza, pero con un toque adicional de maldad: conscientemente o no, demuestran un total desprecio por el bienestar o el éxito de los demás con quienes interactúan, en un narcisismo absurdo y supremo. !
La rana, antes de aceptar el pedido del escorpión, consideró los riesgos, pero terminó cediendo a la lógica que éste le presentaba. Porque esta lógica parecía inquebrantable. Después de todo, ¡sólo alguien muy estúpido actuaría de una manera que pudiera dañarse a sí mismo! Ahora bien, en un entorno profesional, es importante no ignorar las señales de advertencia sobre el comportamiento de un colega o socio. Aunque la lógica o las promesas puedan parecer convincentes, es fundamental ser consciente de la naturaleza y la historia del comportamiento de quienes deciden confiar.
Por ejemplo, si un colega tiene un historial de incumplimiento de plazos, de no colaborar bien como equipo o de sabotear los esfuerzos de otros, es aconsejable reconsiderar una asociación o al menos tomar precauciones adicionales. La fábula nos enseña que la confianza ciega, sin una evaluación cuidadosa de la naturaleza y el comportamiento pasado de una persona, puede conducir a resultados desastrosos.
Una de las lecciones más importantes de esta fábula es el impacto que un solo acto de mala fe (o estupidez calculada) puede tener en toda una relación. En el lugar de trabajo, la confianza es la base de cualquier colaboración exitosa. Cuando se traiciona esta confianza, no sólo se daña la relación entre ambas personas, sino también el trabajo, los proyectos y, en ocasiones, la reputación de todos los involucrados.
Si un socio comercial “pica” al otro, por así decirlo, mediante deshonestidad, falta de transparencia o comportamiento poco ético, esto puede conducir a fallas irreparables en la relación, socavando el éxito del trabajo conjunto. Además, como en la fábula, este comportamiento autodestructivo no sólo daña a los demás, sino que también se vuelve contra el propio “escorpión”, que puede perder credibilidad, oportunidades futuras y la confianza de sus colegas.
La fábula del escorpión y la rana, aplicada a un contexto profesional, resalta la importancia de evaluar cuidadosamente el carácter y la naturaleza de nuestros colegas y socios. La confianza es esencial, pero debe basarse en comportamientos coherentes y señales claras de integridad. Ignorar la naturaleza de alguien, incluso en nombre de la lógica o la conveniencia, puede tener consecuencias negativas tanto para la relación profesional como para el éxito del trabajo en equipo. Así, la lección es clara: conocer y respetar la naturaleza de los demás es crucial para evitar situaciones en las que todos acaben perdiendo.
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